Cuando el arte muere, queda inmortalizado para siempre.
Bruno Van Tysch
(Somoza).
Bruno Van Tysch
(Somoza).
Cuerpos desnudos posan frente mis ojos.
Yacen completamente inmóviles,
pintados al óleo e inmortalizados,
bajo una obra de arte.
Desde cierta distancia cualquiera diría que es una obra común.
Pues tan solo al acercarte varios metros,
te percatas de que las criaturas que se encuentran tras del marco,
son reales,
son humanas.
Sus cuerpos desnudos permanecen en plena quietud,
y son delineados con brillantes oleos,
que dibujan en sus cuerpos perfectas líneas.
Líneas en fibrosos músculos,
que remarcan sus siluetas.
Yacen estirados en distintas poses,
tensos,
pétreos,
percibiendo el leve movimiento de sus respiraciones,
y sin parpadear.
Como muertos criogenizados,
que aguardan su despertar.
Sus cristalinos ojos,
visualizan diversos sentimientos.
Acompañan las paralizadas expresiones de sus caras,
fruto del reflejo de la obra a la que pertenecen,
y a gusto del autor.
Al acercarte más a ellos,
percibes los aromas que desprenden.
Brotan como orquídeas desde pieles perfumadas,
con aromas tan agradables,
como nauseabundos.
Viven dentro de un cuadro,
representando lo que el autor ha querido plasmar,
y ha enseñado a sentir.
Son obras de arte humanas que viven vacías,
esperando a ser rellenadas.
Llamadas por sus autores lienzos,
imprimados y listos para ser dotados de arte.
Son fruto del arte hiperdramático.
Donde los artistas pintan obras de carne humana,
creando mundos sobre pieles desnudas.
Autora: Kel Báthory
Texto inspirado en la novela
Clara y la penumbra
Clara y la penumbra
de José Carlos Somoza.
Título: Clara y la penumbra
Autor: José Carlos Somoza
Editorial: Debolsillo
Colección: BestSeller
Género: fantástico
Nº de páginas: 556 págs
Precio: 9,95 €
Sinopsis:
Año 2006. El último grito en arte es el hiperdramatismo que ha convertido a los seres humanos en lienzos: son exhibidos en museos, vendidos o alquilados por los coleccionistas. Los modelos hacen cola en los estudios de los artistas del movimiento hiperdramático, pues desean convertirse en obras de arte, ser pintados y firmados, hacerse famosos. Y nada mejor para alcanzar la fama que ser un lienzo del holandés Bruno van Tysch, elusivo y enigmático. Pero cuando Annek Hollech, una de las modelos de su exposición «Flores», desaparece para reaparecer asesinada, la frontera entre la obra de arte y la persona que existe bajo ella, parecen confundirse. Dos agentes de seguridad de la Fundación Van Tysch, April Wood y Lothar Bosch, comienzan a investigar el asesinato. Su trabajo, ya difícil en sí, se complica por el secretismo con que deben llevarlo: si la espantosa realidad que van descubriendo se hiciera pública, cundiría el pánico. Y, además, trabajan contrarreloj pues Van Tysch prepara una magna exposición en Amsterdam, basada en trece cuadros de Rembrandt, y todo hace suponer que el asesino atacará de nuevo.
Clara y la penumbra, merecedora en 2001 del Premio de Novela Fernando Lara, es una apasionante novela de intriga que reflexiona sobre el valor del arte y el de la vida humana.
Opinión:
Clara y la penumbra me ha parecido un libro increíble, lleno de arte y tan bien encajado que me he llegado a ceer (esperemos que no...) que ese mundo del arte hiperdramático puede llegar a convertirse en realidad. Porque en la novela te llegas a creer que algo así puede existir, por muy inhumano que llegue a parecer.
Por: Kel Báthory