Cuando vi el boletín de novedades me llamó mucho la atención este libro, no sabía lo que me iba a encontrar, por suerte no es de poesía realmente, ya que no suele gustarme, pero es algo diferente, pequeños textos.
Nos encontramos con un librito corto ilustrado, con textos cortos, cortos y profundos, tan profundos que te tocan el alma.
Socorrro Venegas nos cuenta a modo de diario fechado su duelo un duelo real por el que ella pasó, el duelo de perder a un ser querido, al amor de su vida. Perder un ser querido es una de las experiencias más dolorosas de la vida y ella se abre a nosotros, se abre en canal y nos cuenta el dolor de la ausencia, el perder el sentido de la vida y de las cosas, esas miradas a los objetos ahora de un fantasma, el echarlo de menos, el hacer las cosas que uno hacía antes en soledad, esa soledad fría, pura y dura, latente, tan dolorosa. También el miedo a que pase el tiempo, a asumir el tiempo del duelo y volver a abrirse a alguien nuevo, el sentimiento de culpa, el malestar. ¿Debería seguir sintiéndome mal porque es lo que toca?
Es un libro corto y duro, de los que te hacen caer esa lagrimita, de los que convierten las cosas en cenizas, perder a alguien es algo que nos mata y nos aniquila, pero el problema es que hay que seguir viviendo y seguir viviendo con ello se convierte en una tortura, sufrimiento, martirio, suplicio, tormento.
Este libro duele.
Por otro lado las ilustraciones de Gabriel Pacheco, son frías, punzantes, reflexivas, color ceniza, rojos, tonos apagados, oscuros, tristes y acompañan el libro de forma acompasada.
Este libro duele.
¿Y vosotros estáis preparados para un libro así? Hay veces que no es el momento de leer libros como este, yo no sé si realmente era mi momento. ¿Os atrevéis a leerlo?