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lunes, 8 de octubre de 2012

Mi despedida...

Hoy a las 10:00 horas nos has abandonado…

Siento haber sido la única que no ha estado ahí, a tu lado, en tus últimos momentos.  Cuando todos lo han estado y yo en la distancia y con impotencia esperaba noticias sobre tu estado. Cuando eras levemente consciente y cuando la conciencia te ha abandonado, porque la muerte, con su suave, frío y dulce aliento te ha susurrado que había llegado la hora de abandonar este mundo, de descansar de él, de sus alegrías y de sus penurias.

Siento no haber estado a tu lado en tu letargo, ofreciéndote mi mano y susurrándote palabras que amenizaran ese trance y camino inevitable, que en tu interior percibías como final. Esa conciencia debe ser realmente extraña, realmente terrible, pero estoy segura de que tener a tus seres queridos a tu lado, en todo momento acompañándote hasta el final, hasta tu último suspiro, tu último aliento, a ayudado a que la experiencia fuese menos dura, porque has tenido a mucha gente a tu lado y a otra echándote de menos en la distancia.

Se que la última semana ha sido la más dura, apenas podías abrir los ojos, solo escuchabas y estabas en un estado de sueño entre leve conciencia e irrealidad, pero seguro que una parte de ti, se alegraba de tener tanta gente a tu alrededor, tanta gente pendiente y tanta gente querida que te ha visitado y tu has percibido.

Llevabas tiempo sin poder comer, sin apenas beber hasta que tu cuerpo ha dejado de funcionar y a empezado a enfriarse mientras lo abandonabas.

Al fin vas a descansar, después de tanto sufrimiento, de todos esos años en los que estabas deprimido viendo como todos tus amigos fallecían y decías que a ti solamente te quedaba esperar a la muerte.

As sido querido por tanta gente… yo no conseguiré serlo ni siquiera en un tercio de lo que tú has sido. Y por ello has muerto rodeado de tanto amor.

Desgraciadamente no puedo evitar recordar tu última imagen. Lo más duro para mi, fue despedirme de ti, y yo tan fría, tan dura, te dije que lo más probable es que no nos volviéramos a ver. No creí que realmente entendieses lo que te estaba diciendo, pero entonces vi como tus ojos se encharcaban de lágrimas y empezaste a llorar. Es difícil ver llorar a alguien como tú, con todo lo has sido. Y fue inevitable que se me rompiese el corazón. Pues en tu interior sabias que aquello era lo más probable y es tal como a sido.

En tus últimos momentos dudo que te acordaras de mí, por no estar allí.
Y ahora tengo esa última imagen tuya, de tus lágrimas por mis palabras.

 
No lamento perderme tu velatorio, ni tampoco tu funeral, aunque se que apreciaras a todo aquel que vaya a él. Pero ya sabes que yo no soy  partidaria de estas cosas y aunque respeto a los que lo hacen, ellos también deben respetarme a mí.

Y por ello pienso que la muerte es el descanso eterno. Y el descanso eterno es dejar de ser, dejar de existir, en cuerpo, mente y conciencia, en esencia.

A mi la idea de la inexistencia realmente no me asusta y creo que realmente ahí es donde se encuentra la paz.

Sin embargo la inexistencia completa solo se encuentra cuando los demás te olvidan, por lo tanto seguir en el recuerdo de tanta gente, hace que realmente una parte de ti no llegue a morir del todo. Y por ello a estas horas sigues vivo en nuestros recuerdos, en nuestro interior y lo seguirás estando por mucho tiempo. Sin necesidad de días especiales ni lugares concretos.

Mi mejor manera de despedirme de ti, es dedicándote una entrada en mi pequeño rincón para decirte adiós. Adiós de manera terrenal, porque a partir de hoy sigues y vives formando parte de mi, parte de mis recuerdos y del recuerdo de muchas otras personas.

No voy a decir hasta luego, ni ya nos veremos, porque no creo en ello y cuando muera no te veré, tan solo dejaré también de existir.

Voy a decirte adiós abuelo, con una sonrisa y lágrimas en los ojos más que de tristeza de emoción, de recordar todos los buenos momentos que he pasado a tu lado.

Y de todos ellos me quedo con todas aquellas mañanas en las que madrugabas para ocupar un buen puesto en la playa, me quedo con esa imagen, yo de pequeñita llegando de buena mañana y el reluciente sol veraniego bañado las aguas y tú sentado en tu sillita, tan joven, tan elegante, esperándome con los brazos abiertos para disfrutar de una día más.

 

Adiós Grandfather…

3 comentarios:

  1. Precioso Raquel nadie lo hubiera descrito mejor que tù, GRACIAS DE CORAZON

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  2. Gracias a ti por leerme y compartir este momento, un abrazo muy grande.

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  3. raquel soy tu tia el anonimo jejeje me gustaria decirte haber si puedes resumir en breves palabras algo que definiria al abuelo para ponerle en la lapida no te demores mucho y hazlo de corazon te espero me lo envias por correo vale

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