¿Quién no conoce a estas alturas la película de Viven, dónde unos supervivientes acaban comiéndose la carne de sus amigos y compañeros para sobrevivir en las frías montañas de los Andes?
En 1972 un avión lleno de un joven equipo de rugby, amigos y familiares, viajaba con destino a Santiago de Chile. El avión tuvo la mala suerte de estrellarse nada más y nada menos que en las blancas, frías y perdidas montañas de los Andes.
Los supervivientes totalmente perdidos en la soledad de la montaña, tuvieron que hacer frente a las bajas y frías temperaturas de la montaña, con ropa casi veraniega, se las ingeniaron para hacer frente al frío con lo que encontraron en las maletas y lo que pudieron aprovechar del estrellado avión, embutiéndose en capas y capas de ropa y creando gafas de sol, zapatillas para la nieve con almohadones e incluso un saco para dormir.
Pero el frío no era el peor de los obstáculos, sino la inanición. En las maletas que encontraron había montones de paquetes de cigarrillos para todos, pero de comida tan solo encontraron un poco de chocolate, raciones de mermelada, algunas botellas de alcohol y pasta de dientes, ya que el trayecto del viaje era de tan solo unas horas, muy corto y la comida no era algo de lo que tuvieran que preocuparse.
Los 16 supervivientes, ya que los 3 miembros de la tripulación y 10 pasajeros murieron durante el impacto y 4 personas fallecieron a causa de las heridas en la primera noche. Además en las siguientes semanas murieron 12 personas más 8 de ellos por culpa de una avalancha de nieve.
El resto de los chicos tuvo que armarse de valor y recurrir a la antropofagia, cortando pedazos de carne cruda de los cuerpos de sus amigos que se habían mantenido en buen estado, gracias a las altas temperaturas y no habían entrado en estado de putrefacción.
Aunque pueda parecer una locura, la carne humana es igual de comestible que la de los animales, los órganos, la grasa y todas las partes del cuerpo contienen los nutrientes y algunas vitaminas que ayudan al cuerpo a sobrevivir.
Y así es como los 16 chicos sobrevivieron a los casi tres meses de infierno, sufriendo penurias extremas.
Su actitud, valor, coraje y compañerismo, les ayudaba en su merma psicológica y en especial su gran fe en dios y en la religión cristiana.
Aunque los rezos tanto suyos como los de sus familiares, no fue lo que les salvó, sino ese ímpetu, ese afán y espíritu de supervivencia que tenía el héroe de esta historia Nando Parrado un grande y fuerte jugador de rugby, acompañado del estudiante de medicina, el pobre Roberto Canessa que llegó a su destino casi arrastras.
Escalaron sin equipo un increíble pico montañoso descendiendo hasta Chile y entre esperanzas y desesperanzas acabaron encontrando a un pobre y humilde mulero que fue el que comunicó que había 16 supervivientes del Fairchild, el vuelo que había partido a Montevideo hacía ya más de casi tres meses.
No puedo resumir más esta tremendísima y fascinante historia y todo lo que te hace sentir este libro, narrando todos los detalles y el tormento y valor de todos y cada uno de ellos, los supervivientes. Aunque para mí lo más fascinante fue la narración y el sentimiento del gran héroe (así lo llamo yo) Nando Parrado, no hay palabras que puedan describir la fuerza, fe y esperanza de este chico.
Tan solo añadir que recomiendo muchísimo la película española “La Sociedad de la nieve” que aunque hay detalles que han cambiado es muchísimo más fiel que la antigua película “Viven” y es una película increíble y para casi llorar.
⭐⭐⭐⭐
Autor: Piers Paul Read
Editorial: Circulo de Lectores
PELICULAS
Por: KelBathoryBooks
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