“Porque en estos cuentos no hallaremos ni tramas, ni motivos, ni moralejas.”
Después de tan buena racha de buenos hallazgos, ya iba siendo hora de que alguno me saliese rana.
El título y la mística portada me incitaron a elegirlo. El libro empieza con una especie de texto poético del que sentí indiferencia. A continuación el típico prólogo escrito por el amiguete de turno que presenta el libro entre alabanzas. Después nos plantamos frente a diecinueve relatos cortos o más bien una especie de textos poéticos que como dice su amigo en el prólogo: “Ni hallaremos tramas, ni motivos, ni moralejas.” Vamos que no hallaremos nada de nada porque yo lo único que he sentido ante ellos es una absoluta indiferencia. Lo que tienen todos estos textos en común tal como nos incita el título, es que en todos ellos aparece la muerte por algún lado (y ni por ello se ha salvado). Los textos intentan ser poéticos aunque resultan pesados y sobrecargados, haciendo con ello que la lectura sea lenta y aburrida, a veces incluso hasta confusa, dando con ello un resultando insulso.
Como los diecinueve textos no se pueden resumir, normalmente en estos casos suelo extraer la frase que me inspire cada uno de ellos, pero en este caso me ha costado muchísimo porque no me han inspirado nada, aun así he hecho el esfuerzo de intentarlo. Así que empezamos con una venganza por la traición de un hermano que le ha robado el amor. Seguimos con una premeditada venganza de un hijo que inculpa a su padre. El ajuste de cuentas entre dos viejos amigos. La sonrisa de la ironía, pues la muerte a veces aparece como un destino inapelable del que nadie puede huir. La inocente muerte de una mariposa que termina convirtiéndose en la tragedia de un niño de nueve años (El único texto que me ha transmitido algo). El aniversario del muerto que le llevó a su último aliento. Otra venganza por odio que termina en una imprevisible tragedia. Una sorpresa disfrazada de muerte. La revelación de un sueño hecho realidad. La herencia de una venganza por despecho. La muerte de un ser deformado y repudiado. La tormentosa vida de Anselmo. Ricardo el chico de la calle. Los restos del secuestro. La muerte del mosquito y su bicicleta. La muerte del sordo por una venganza salida por la culata. El sueño de la muerte de Virgilio. La muerte del superviviente por mala suerte. Y finalizaremos por fin con una muerte angelical.
Obviamente en este caso no voy hacer mi típica lista de los tres relatos que más me han gustado.
Admito que no me gusta hacer reseñas desfavorables, porque eso implica por mi parte un desperdicio de tiempo leído. Pero en todas ellas siempre digo que para gustos colores y para muerte la mía, que en este caso, ha sido de aburrimiento. Y para finalizar decir que lean, lean y juzguen a voluntad.
La muerte se disfraza de 19 maneras.
Autor: Oscar Cereseto
Colección: Relatos
Páginas: 180
ISBN: 978-84-9076-042-0
Formatos: Tapa blanda: 9,95 €
Tamaños: 15 x 21cm
Sinopsis:
En las narraciones de Oscar Cereseto, la muerte se disfraza de 19 maneras para engañar, conmover, aterrar, y entretener al lector en cuentos que combinan, con sobrado talento, realidad y fantasía.
Conoce al autor:
Oscar Cereseto. Nació en San Pedro, Provincia de Buenos Aires, Argentina, el 13 de Junio de 1932. Desde el año 1968 reside en la ciudad de Mar del Plata.
En el año 2010 nos brindó algunos de sus cuentos modelados con apasionada nostalgia en su libro “De los Tiempos del Tranvía 22” en el que refleja con sentimientos y fluida riqueza de recursos expresivos lo vivido en su tan amada ciudad de Rosario, Santa Fe, cuyas calles guardaron su alma, y con ella la calidez del peregrinar de su pasado adolescente cuajado de ilusiones y románticos sueños.
Hoy, en “Los Disfraces de la Muerte” el autor encadena sus vivencias a una exquisita imaginación y nos brinda, sin dramatismo, un breve y panorámico viaje sobre la finitud de la existencia.
En el año 2010 nos brindó algunos de sus cuentos modelados con apasionada nostalgia en su libro “De los Tiempos del Tranvía 22” en el que refleja con sentimientos y fluida riqueza de recursos expresivos lo vivido en su tan amada ciudad de Rosario, Santa Fe, cuyas calles guardaron su alma, y con ella la calidez del peregrinar de su pasado adolescente cuajado de ilusiones y románticos sueños.
Hoy, en “Los Disfraces de la Muerte” el autor encadena sus vivencias a una exquisita imaginación y nos brinda, sin dramatismo, un breve y panorámico viaje sobre la finitud de la existencia.
Por: Kel Báthory